La trágica muerte del joven médico Li Wenliang, uno de los primeros en advertir sobre la aparición de un nuevo tipo de coronavirus y silenciado por las autoridades por ello, generó una respuesta abrumadora de la sociedad china, explica uno de los corresponsales de la BBC en el país asiático, Stephen McDonell.


muerte de Li Wengliang

Su muerte fue confirmada el viernes por las autoridades sanitarias tras horas de confusión y desmentidos, y en medio de una reacción en redes sin precedentes en años: la noticia sobre su fallecimiento se convirtió en tendencia en internet, con más de 1.500 millones de visualizaciones.

El oftalmólogo de 34 años se dio a conocer después de alertar a sus compañeros de profesión sobre varios casos registrados en su hospital, el Central de Wuhan -la ciudad en el epicentro de la epidemia-, de una neumonía parecida al síndrome respiratorio agudo y grave (SARS, por sus siglas en inglés), otro mortífero coronavirus.

Li les aconsejó que se protegieran a través de un chat privado en Wechat (un híbrido entre WhatsApp y Facebook occidentales), en el que participaban otros 150 colegas, y su mensaje acabó en manos de las autoridades.

ras una reunión con los gestores del hospital y la visita de la policía, el médico firmó un documento admitiendo su «error»: le acusaron de difundir rumores, que en China puede acarrear hasta siete años de prisión, y le instaron a frenar sus comentarios.

Lo que ocurrió después es noticia conocida a nivel mundial: China acabó confirmando un brote de un nuevo tipo de coronavirus que hasta este 7 de febrero se había cobrado la vida de 637 personas y contagiado a 31.198 en el país, según datos de las autoridades y una investigación de la BBC.

Después de tratar a una mujer que también había resultado infectada, Li acabó contrayendo el nuevo coronavirus. Eran los primeros días del estallido de la epidemia y no portaba protección.

«No creo que él fuera alguien que difundiera rumores. ¿No ha quedado claro ya?», declaró su padre Li Shuying a la BBC tras su muerte. «Mi hijo era una persona maravillosa«.

Deja una viuda embarazada y un hijo.

«Un héroe»

Algunos de los principales medios del país asiático, controlados por el gobierno y vistos como altavoz de éste, confirmaron la muerte del joven doctor el jueves por la noche, pero posteriormente lo desmintieron, borrando sus publicaciones y citando un comunicado del hospital en el que se indicaba que el equipo médico estaba haciendo todo lo posible para reanimar a Li, en condición crítica.

Según pudo saber la BBC a través de periodistas y otras personas en el lugar, funcionarios del gobierno intervinieron cuando algunos medios publicaron el deceso y entonces fue cuando se cambió la versión.

Horas después, cuando el hospital finalmente confirmó su muerte en Weibo -similar al Twitter occidental-, las redes comenzaron a inundarse de manifestaciones de dolor… y rabia.

«El gobierno de Wuhan le debe una disculpa al doctor Li Wenliang» fue una de las mayores tendencias.

También apareció otro destacado reclamo, «queremos libertad de expresión», que increíblemente logró mantenerse en internet durante un tiempo.

La maquinaria de censura china acabó eliminando ambas peticiones. Si se buscaba en la mañana del viernes esos términos en la popular red social, cientos de miles de comentarios habían sido eliminados, según pudo comprobar la BBC.

«Esta no es la muerte de un soplón. Es la muerte de un héroe«, se podía leer en una de las publicaciones.


Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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