Margarita Brito

En cierta ocasión uno de mis yernos, un americano del Sur de Estados Unidos, compró una pintura en la Zona Colonial, era una marina con barcos y lanchas muy bonitas, pero se veían amontonados, yo sabía que le faltaba algo, pero no lograba determinar qué era.

Fue mi esposo, que había tomado algunas clases de pintura, quien de inmediato vió el error en aquel cuadro que, aunque se veía bien, daba cuenta que el pintor no tenía estudios y menos el comprador: le faltaba perspectiva, esa línea imaginaria en el horizonte, de la que hablan tanto los estudiantes de arquitectura.

Y es que sin esa línea, que permite dar profundidad y colocar en un lienzo o papel objetos que se vean dimensionados en una posición relativa, estos parecerían amontonados sin sentido.

Al igual se da con las cosas de nuestra vida. Tenemos que mirar las cosas que nos suceden desde una perspectiva que permita valorarlas y darle su justo lugar. Así hechos que en el momento nos parecen lamentables y que a veces nos duelen, tendrán importancia en la medida en que le concedamos esa importancia y más importante aún no olvidar que Dios está ahí, cuando lo necesitas.

Con esta forma de pensar, sobre las cosas que realmente importan, me he dado cuenta de que en primer lugar están la familia y luego los amigos, colocados en primer plano.

Me ha permitido visualizar cosas que me resbalan, como  el hecho de no ser tomada en cuenta para tal o cual actividad y que no me interesan regalos que muchas veces el que los hace, trata de salir de algo que no quiere, porque realmente no tiene utilidad.

También he logrado apreciar las invitaciones de mis amigos, alejadas de las que te hacían cuando estás en medios de circulación nacional, pues te consideran anónimo y te usan.

Mirando desde esa perspectiva he comenzado a apreciar más aún una buena conversación con un familiar o unamigo y a disfrutar y darle más valor poder ver una puesta de sol, una flor que abre sus pétalos, la sonrisa de un niño… cosas simples que enriquecen y alimentan el alma.

Al pensar en estos hechos sencillos, recuerdo cómo me resbalaba el hecho de que luego de hacer un buen reportaje o entrevista, la persona o personas favorecidas del periódico escrito en el que laboraba diera las gracias al jefe inmediato y no a quien había trabajado.

Así me resbaló, porque tengo impermeable, que luego de más de 30 años de hacer periodismo  honesto y con valores, el entonces presidente de una entidad considerara que no había incursionado en su área específica del arte.

Es cierto, nunca seré rica, porque me importa un bledo escribir a cambio de nada, sólo con el objetivo de aportar y colaborar siempre que considero que algo es noticia, aún sin conocer de quien se trata, tal vez por esa razón he sido utilizada por «vivos» que te hacen creer que están ayudando a otros y en realidad han cobrado por tu trabajo.

Admiro a Steve Jobs, un hombre que tenía más dinero del que habría podido gastar en dos vidas si las hubiera tenido y sin embargo, sólo vestía pantalones jeans y t shirts color negro, su trabajo y su sencillez le impedía perder tiempo vistiendo lujos, algo que me gusta y aprecio.

Puedo pasar horas buscando algún detalle para mis hijas o nietos, pero no para mi, porque no me interesa.

En fin, que viendo las cosas que realmente importan en perspectiva te das cuenta que aquello que en su momento quizas creíste tan importante, realmente no lo es tanto, porque los más importante es la salud tuya y de tu familia, los verdaderos amigos y olvidarte de aquellos que  creíste amigos, pero que como el oro falso, cuando necesitaste que demostraran su valor se desintegraron, mostrando que no valían nada.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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